Los animales de vida silvestre, depredadores ellos, temían al humano, ahora cada vez tratan de acercarse más para poder sobrevivir.
Especialmente dingos, zorros, osos y leones, buscan la basura humana para alimentarse.
En el Tanami en Australia, el grupo de dingos ahora habita cerca de localidades mineras porque tienen acceso a agua y comida fácil.
Y esto ha cambiado también las conductas de este tipo de ejemplares, porque mientras lo regular es que vivan en manadas de 10 en lugares más alejados de los humanos, en zonas como estas, las jaurías son de alrededor de 55.
Más sociables cada vez
Así mismo el grupo de investigadores halló que al acercarse al humano, sus conductas cambian, su temperamento es mucho más sociable, generando mucho menor conflicto al interior de los grupos de dingos o incluso con el mismo humano.
Y como siempre, la historia se repite. Fue hace algunos años que el humano domesticó al lobo, y ahora, según lo hallado por los investigadores del Instituto Americano de Biología, existen paralelismos con los dingos.
Con los lobos, al encontrar comida segura en los acentamientos humanos se volvieron “mancitos” y se dejaron domesticar para obtener beneficios mutuos, hasta que se convirtieron en perritos dóciles para ser los mejores compañeros de vida.
Algo similar pasa con los zorros, los que viven lejos de los asentamientos humanos conservan sus características, pero aquellos que se han acercado a los humanos, hasta sus características genéticas han cambiado.
Y el gran peligro es que aparecerán linajes de especies que verán al humano como un aliado inofensivo cambiando todo el orden de la vida natural y las funciones de los ecosistemas.